Te reservas el derecho de admisión en tu vida? Yo sí, y no he tomado mejor decisión en mi vida. Pero, qué es el derecho de admisión? aquel por el cual una persona poseedora de un establecimiento puede o no permitir el ingreso de otras a su espacio, siendo siempre objetivas las causas o condiciones por las cuales ejerce dicho derecho. Pues bien, yo he quitado la objetividad y he añadido la subjetividad. Si a mí no me parece, no entra en mi vida.
Hay razones que son evidentes e incluso objetivas, y razones que son suficientes para que cualquiera tomase esa decisión, pero sinceramente, no me importa, yo tengo las mías.
Siempre he tenido bastante en cuenta a los demás, y lo sigo haciendo, solo que, ahora, lo hago de forma distinta. No permito la entrada a cualquiera y, si una vez que entra, no me genera bienestar su estancia en mi vida, me reservo el derecho de admisión. Estoy en mi derecho. Permitir la permanencia de ciertas personas me ha acarreado problemas y hasta malestar, mala vibra. Por qué lo permitimos hasta que decimos “hasta aquí hemos llegado”? Pues la mayoría de las veces que dejamos que esto ocurra puede deberse a cierta manipulación de esa persona hacia nosotros, y ahí entra en juego nuestra personalidad. Si somos personas permisivas, con apego, lastimeras, empáticas, podemos incluso anteponer a ciertas personas antes que a nuestro propio bienestar.
En mi “yo” actual, no hay cabida para una persona que vulnere mi derecho a la calma, a la paz o a mi decisión. Últimamente, me encuentro bastantes personas así, que suelen ver a otra como un salvavidas, y se resisten a dejar fluir, consiguiendo que se ejerza el derecho de admisión. No suelo ser tajante, doy tregua, aviso, doy oportunidades, pero a nivel familiar, amistad o pareja, ya no tolero ciertas conductas. El autocuidado también incluye la parte emocional, y esa es quizás la parte más importante para una buena higiene de vida. No se trata de clasismo, no, es distinto, es liberarte de la falsedad. No hay nada de positivo en compartir un café con alguien con quien no tienes conexión, con alguien con quien tu vibración no te da un aviso positivo, guay. Ni haber pertenecido a mi vida en alguno de sus capítulos anteriores, ya sea laboral, familiar o en cualquiera de sus variantes, quiere decir que deba pertenecer a ella por los siglos de los siglos.
Recuerdo que una antigua compañera de trabajo, que nos había hecho la vida imposible a todos los compañeros e incluso había protagonizado episodios de acoso laboral perjudicando la salud de otra compañera, me llamó al cabo de un tiempo, una vez fuera de aquella empresa. Me comentó que se había mudado cerca de mi domicilio y que podíamos quedar algún día para tomar algo cerca y vernos. Mi respuesta fue contundente:NO. No contestó, y añadí: “te soporté porque tenía que estar en mi puesto de trabajo, fuera de él, soy yo quien decido quién está en mi vida y quién no, el hecho de haber sido compañeras (entre comillas), no quiere decir que vaya a estar en contacto permanente contigo. Si tú eres capaz de sobrellevar esa falsedad, adelante, yo no, soy muy selectiva con mi círculo, de ello también depende mi salud”. Creo que le quedó claro. La salud mental es la más importante de mantener, al menos para mí, y también una buena higiene mental y de vida y, para ello, debemos desapegarnos de personas que no aportan nada positivo a nuestra vida.
Estamos en un ciclo en el que nos toca descartar y unir. Las circunstancias se están encargando de ello, pero nosotros debemos de darle un empujoncito. Prueba a ejercer tu derecho de admisión, puede que algo en tí mejore…
SIN PIRULETAS
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